Happy Holidays, you bastard!

Una de las pocas cosas en la que los gringos parecen acertar es en utilizar un término inclusivo para denominar las fiestas de las dos últimas semanas de diciembre. Sin tomar en cuenta el punto de vista etimológico (holy days) me parece buena cosa que no importa cual sea tu creencia, lo cierto es que las dos últimas semanas de diciembre son de fiesta.

¿Qué chuchas es kwanza?

Yo soy culturalmente católico, eso quiere decir que crecí en un ambiente que se desenvuelve bajo los preceptos de la religión católica, que festeja sus fiestas y que de una u otra manera se maneja bajo sus normas. Con esto quiero decir que supuestamente debería festejar la navidad; pero dada mi formación académica y algunas otras reflexiones, no comparto la idea de una sola deidad y de todas las implicaciones que esto conlleva. En fin, tampoco comparto toda la parafernalia que va junto con las fiestas (pero sería mentira decir que no me gusta que me den regalos, ¿¡a quién no le gusta!?) ni el falso amor que se suele predicar en esos días, independientemente de si se celebra navidad, hannukah o kwanzaa .

Me gustaría hacer un pequeño paréntesis aquí para mostrarles un video que muestra la unión ideal de estas fiestas; un video que es parte de una de las mejores películas que he visto: Futurama: Bender's Big Score

Les dejo el enlace por que vimeo no me deja pegar solo el video. ¡Lo mejor es el rap de Coolio!
This Trinity's going to war!!!

Ahora bien, si la navidad me causa dudas, el fin de año es completamente opuesto. Siempre he sido partícipe de la idea del simbolismo que va de la mano con el final de un año. La idea de que al día siguiente te pongas metas y que bien o mal puedes cambiar para mejorar las cosas. La idea de que te das la vuelta por tus proximidades abrazando a Raimundo y todo mundo, lo que muchas veces lleva a momentos de reconciliación, catarsis y cariño. Inclusive la ilusión de que a partir de la mañana siguiente las cosas van a mejorar y ese sentimiento de que todo va a estar bien (algunas veces chuchaqui, pero bien). Lo digo claro, me gusta celebrar el año nuevo. Me gusta pensar de que estoy dejando atrás todo lo malo que me pasó en el año anterior y me gusta pensar que tengo un camino por delante.
Hablando de este año que se acabó, ¡el 2012 me la pela! Haciendo un recuento, me asaltaron dos veces, me pegaron en la calle, me rompí la cabeza, me peleé con medio mundo y estuve a punto de perder una de las mejores relaciones que he tenido. No tuve ningún trabajo remunerado y probablemente me surgió una lesión crónica en el tobillo por culpa de un mal diagnóstico médico. Así que sí, estoy feliz que este año de verga se haya acabado. Pero no todo fue malo, hubieron dos cosas que destacaron de buena manera y que a final de cuentas me mantuvieron cuerdo.
Primero, tuve un reencuentro con amigos que no veía hace más de 10 años, la gente que conocí en la guardería y que a lo largo demostraron que son los mejores amigos que alguien podría tener.

¡Se les quiere, amigos!
Por si tienen dudas, soy el tercer arrodillado desde la derecha en la fila de abajo

Segundo, tras 14 años de espera, el Barcelona salió campeón del Ecuador. Fue una jornada impresionante y que me llenó de ilusión desde el primer partido. Pero si me preguntan en que momento me sentí campeón, fue en este:
A lo largo del año del Ídolo, son muchos los
momentos destacables, como la goleada 5-0 al
Emelec, los dos golazos de Díaz en mi cumpleaños,
toda la participación en Copa Sudamericana,
todos los partidos en Quito y Sangolquí a los que
pude asistir. Este campeonato me dejó una tremenda alegría que nadie me la va a poder quitar, y como lo dije en Twitter (@jctroya): Lo único que le pido al 2013 es que Barcelona S.C. salga campeón de la Copa Libertadores; y pilas que hay el equipo y las ganas necesarias para lograrlo.



En fin, no me queda más que esperar que este 2013 llegue con buenas cosas, con momentos buenos, con menos peleas, con más cariño y, si el tiempo se me da, con más entradas al blog.
Happy Holidays, you bastard!!